Hasta hoy me he
sentido orgulloso de formar parte de la lucha gremial que estamos llevando
adelante por un reclamo que considero absolutamente justo.
No expreso nada
novedoso si afirmo que las estructuras sindicales me confirmaron que no están a
la altura de las circunstancias. En estas semanas hemos hecho esfuerzos
mayúsculos para intentar que los dirigentes se pongan al frente del conflicto de
manera conducente, comprometida e inteligente. Navegamos entre la pasividad casi
cómplice de UDA y la euforia que limita con el fundamentalismo de ASDE.
Declamamos donde
pudimos, y sostuvimos con propuestas, mociones y acciones, que el momento exige
la unidad de las organizaciones sindicales, tal y como se produjo en las bases.
Lo logramos a medias; aparecieron en las marchas juntos, llegaron hasta la mesa
ante la patronal, pero no pueden articular acciones unificadas que optimicen los
enormes esfuerzos que los trabajadores... Continuar leyendo